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Pentagrama

En el siglo XIII algunos manuscritos incorporaron ya una quinta línea (no se impuso hasta el siglo XV) y esta configuración se ha venido utilizando hasta la actualidad. La pauta de cinco líneas o pentagrama fue creada en Italia por Ugolino de Forlí.2​ El uso de esta pauta musical se generalizó en Francia en el siglo XVI y se asentó definitivamente en toda Europa a partir del siglo XVII. Los términos para designar esta pauta musical en algunas lenguas reflejan la importancia de las cinco líneas, como por ejemplo el español pentagrama o el italiano pentagramma.

De todos modos la notación para los signos musicales de la música cantada sacra siguió siendo en base a los llamados neumas y no en los signos que hoy reconocemos en una partitura.

La pauta de cuatro líneas se solía usar para música religiosa, y el pentagrama o pauta de cinco líneas, se comenzó a usar más para la música que llevaba alguna línea de acompañamiento instrumental, que en su mayor parte era profana, pues durante mucho tiempo imperó la música sacra polifónica a capella. Al principio la música instrumental era muy sencilla, de corte profano y sólo cuando fue evolucionando a formas más complejas, adoptó el pentagrama.

pentagrama 3

En el siglo XV, se siguió empleando la notación del Ars Nova, aunque se introdujeron algunas modificaciones en la grafía de las notas. Así, en torno a 1425, los copistas empezaron a escribir las notas con cabezas huecas (en ocasiones, a esta notación se le da el nombre de «notación blanca») en lugar de rellenar cada cabeza con tinta («notación negra»). ​Dicha transformación pudo tener lugar porque en esa época los copistas pasaron de escribir sobre pergamino, raspado sobre piel de cordero o de cabra, a escribir en papel; rellenar las notas negras sobre la áspera superficie del papel aumentaba el riesgo de salpicar la tinta o de que esta se corriese por el papel arruinando toda la página.

Ya en el siglo XVI, el pentagrama se impuso como pauta de uso común para toda clase de música.
Gracias a la aparición de la partitura se hizo posible «leer» la música, aligerar la memoria y facilitar el aprendizaje de los cantos; un gran progreso en la escritura musical.

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-Renacimiento: Al pasar a los siglos XV y XVI, en pleno Renacimiento, se siguieron usando muchos elementos de la notación del Ars Nova. Sin embargo, proliferó la costumbre de no rellenar las notas, configurándose así lo que se conoció en esa época como “notación blanca”. Desaparecieron también las notas de mayor valor como la dúplex longa, la longa y la breve. La nota de mayor valor en uso fue la semibreve, que con el tiempo se convirtió en la redonda actual.