Período Musical
Canto gregoriano

Período Musical

Antecedentes

En Jerusalén y sus alrededores, donde se sitúa la zona en la que surgieron los primeros cristianos organizados, existían dos culturas, una al lado de otra, y también entremezcladas: la cultura tradicional puramente judía que tenía expresión en el templo y en los servicios de las sinagogas y la cultura de la civilización helenística que había surgido en los últimos siglos antes de Jesucristo y que se extendía por los países de la cuenca del Mediterráneo (desde Alejandría en Egipto, hasta Roma).

Esta cultura creó un lenguaje común, el llamado griego helenístico, y en ella se fundieron otras varias culturas propias de los diferentes pueblos que formaban parte de este mundo tan amplio y variado. La liturgia de Roma – que se celebraba, en principio, en lengua griega y a partir del siglo IV ya en latín -, empleaba palabras de origen hebreo procedentes de la época anterior a Cristo, como «Hosanna», «Aleluya», «Amén», y también palabras griegas como «Kyrie eleisson» y «Agios» o Theos».

Origen y difusión del canto gregoriano: liturgias orientales y latinas

Cantilación

Inicios del Canto Cristiano Primitivo

En los primeros siglos del cristianismo, se adoptaron formas y costumbres propias de la sinagoga judía. Entre ellas, la manera de recitar los textos sagrados, un procedimiento que no era exactamente hablado, pero que tampoco era el propio canto, llamado Cantilación, que cumple una doble función: 1. la voz llega con más claridad al auditorio; 2. Al ser palabra divina, debe revestirse de un ornato especial para su transmisión. En la cantilación, se ponen de relieve las cualidades intrínsecas de la lengua propia en la que se recita, el latín: acento y puntuación. El acento se asocia a notas agudas y la puntuación a notas más graves. Al evolucionar la cantilación, la puntuación, es decir, las inflexiones al grave se hicieron cada vez mayores. Y los acentos se dirigían cada vez a regiones más agudas. La combinación de estos dos procedimientos contribuirá al desarrollo definitivo de las melodías de la Iglesia latina. Luego la cantilación desarrolla un tercer procedimiento estrictamente musical y utilizado ya en las formas más arcaicas de salmodia: el jubilus o melisma, es decir la melodía pura colocada sobre una sola sílaba, producto del regocijo del recitador al pronunciar ciertas palabras.

Como consecuencia de la aplicación de estos tres procedimientos asociados a la Cantilación, el canto en la iglesia cristiana nace como la recitación de un texto sagrado en el que los acentos cantan al agudo, las finales se dirigen al grave y el procedimiento del jubilus o melisma adorna determinadas sílabas en palabras a menudo importantes.

Período Musical

Canto Llano o Monodia

La Música de este período musical es música exclusivamente vocal, sin acompañamiento instrumental, y monódica, es decir, consiste en una sola línea melódica, hasta la invención de la polifonía en el siglo IX, cuando a las melodías tradicionales del Canto Llano o Canto Gregoriano (denominación que adquirió con la creación de este formidable compendio musical en el siglo VIII) se les comenzó a superponer líneas melódicas con procedimientos polifónicos que fueron creciendo en complejidad a lo largo de los siglos. Hasta el siglo IX la Música fue exclusivamente monódica, llamada Canto Llano o Plano.

Canto Ambrosiano / Siglo IV

Movimiento melódico

El movimiento melódico del canto gregoriano en su mayoría es “conjunto”, es decir, de intervalos pequeños, comúnmente movimientos de intervalos de segunda, tercera y notas repetidas. Intervalos mayores que una quinta son en extremo inusuales.

Sistema Modal

El canto gregoriano utilizó los modos (escalas) griegos como base para sus líneas melódicas, por eso también se llaman modos gregorianos, los que estuvieron en uso durante la Edad Media y el Renacimiento. Los modos heredados de la tradición griega son: jónico, dórico, frigio, lidio, mixolidio, eólico y locrio. A partir del período Barroco (siglo XVI) se restringió al uso de sólo 2 de estos modos: el jónico (escala mayor o diatónica) y el modo eólico (escala menor y sus variantes).

En sentido estricto, se denominan Modos o escalas modales a las escalas propias del Sistema Modal, utilizadas en la música occidental y heredadas de la tradición griega. Modo es un tipo de escala definido según la relación interválica de sus notas, es decir, cada modo obedece a la forma en que se suceden los tonos y semitonos dentro de la escala. Definido de otra manera: en las escalas las notas están separadas por intervalos desiguales. La distribución de estos intervalos, en tonos y semitonos, caracteriza a cada modo.

Modo VII: Puer natus est nobis - Introito

Modo I: Alleluia Beatus Vit Qui Suffert

Período Musical

Transmisión

Hasta el siglo VIII la forma en que se transmitía la Música era a través de la tradición oral, ya que no existía forma alguna de notación musical, a pesar de que hay registros de muchas culturas de intentos de notación musical que son imposibles de descifrar con exactitud en la actualidad. Durante este período musical la música se enseña a través de la oralidad, es decir el maestro transmite al discípulo la información musical: melodía, letra y ritmo, a través de la memoria.  

Pulso

Durante el Canto Llano o Canto Gregoriano, la Música carece de pulso, es decir, el discurso musical no obedece a una división regular del tiempo, no existe aún la noción de compás ni menos de métrica, conceptos que surgirían muchos siglos después. Esta característica no surge solamente de un impedimento técnico (la ausencia del concepto de división temporal) sino que es coherente con la cosmovisión del ser humano en esos primeros siglos de la Era Cristiana, ya que el discurso musical tenía el objetivo único de transmitir el contenido de los textos sagrados, es decir, es una música estrechamente unida a Dios, a la divinidad, entidad sagrada que existe en una dimensión eterna, fuera de la dimensión temporal. Así, la música transmite, a través de la ausencia de pulso, la sensación de eternidad, de atemporalidad.

Aleluya, Canto Bizantino del Oficio Divino, Siglo IV, Autor Anónimo

La lengua y el texto

En los primeros siglos la expresión del rito cristiano adoptó la lengua griega, y a partir del siglo IV en Occidente sería el latín la lengua oficial, y sus textos se extraen de los libros sagrados, acentuando su carácter «divino». He aquí una de las claves de la espiritualidad del canto: su texto, revestido solemnemente por la música de una manera especial sirve a los oyentes para recibir las palabras sagradas en un plano distinto al resto de los textos.

Ámbito de desarrollo

La música en este período se desarrolla en el ámbito eclesiástico, principalmente al interior de los monasterios y vinculada a la liturgia cristiana. Las dos principales liturgias de la religión cristiana son la Misa y el Oficio. Cada una de estas liturgias cuenta con un repertorio de melodías que varía según el momento del año litúrgico en el que se lleve a cabo la celebración.

La Misa es la celebración a la que acudían diariamente los fieles para recibir la palabra de dios y obtener el perdón de los pecados mediante la recreación de la Última Cena (Eucaristía).

El Oficio Divino (o Liturgia de las Horas) es el ritual de oración intensiva que se llevaba a cabo diariamente (de día y de noche) en los monasterios, sistematizada por San Benito en la Regla de San Benito, y cuya función primordial era interceder ante dios para obtener la salvación de las almas.

El Oficio se rige por un calendario litúrgico extremadamente exigente que establece la oración (y el canto) según lo comandado en el Libro de los Salmos (“Siete veces al día te alabaré”) a lo largo de las denominadas horas canónicas: Los Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y las Completas, a los que deben añadirse los Maitines, rezo nocturno que hace honor de nuevo al Libro de los Salmos (“A media noche me levantaba para darte las gracias”), de tal modo que a lo largo de la semana se recitasen los 150 salmos completos.

Oficio al Nacimiento de la Virgen, Siglo IV, Imperio Bizantino, lengua: árabe y griego