Una nueva concepción del tiempo

La modernidad en su cuestionamiento de la direccionalidad de la armonía tonal, plantea nuevas maneras de percepción del tiempo: el tiempo estacionario de la armonía inmóvil; el tiempo repetido del obstinato; la sucesión de acordes fuera de la armonía tradicional; el tiempo que corre al revés en sucesos que se repiten en orden inverso; la superposición simultánea de métricas distintas; la ausencia de la polaridad tensión-reposo, etc. En esto el modernismo no sólo cuadra con los movimientos contemporáneos de las artes plásticas: la abstracción y el cubismo, sino con otro desarrollo de la época: el planteamiento por parte de Einstein en 1905 de la Teoría de la Relatividad: el tiempo no es uno, sino muchos. 

Esta multiplicidad del tiempo es uno de los factores que puede dificultar la audición de la música moderna, ya que difiere del desarrollo continuo y direccional del discurso musical característico de la música occidental europea desde el siglo I hasta principios del XX. Asimismo, los contornos temporales de la música moderna están fragmentados y se basan en otros parámetros formales, y la ausencia de jerarquía tonal suprime el sistema de expectativas que nuestros códigos auditivos están habituados a identificar.